Las empresas transnacionales son las que no sólo están establecidas en su país de origen, sino que también se constituyen en otros países, para realizar sus actividades mercantiles tanto de venta y compra como de producción en los países donde se han establecido.
Su objetivo es tener la capacidad de expandir la producción y otras operaciones alrededor del mundo, así como de movilizar plantas industriales de un país a otro. Pero a algunas personas les resulta difícil reconocer cuánto poder manejan las empresas transnacionales a nivel mundial.
Existen autores que critican las empresas transnacionales como:
Eduardo Galeano en el libro "Las venas abiertas de América Latina"
Nuestra pobreza se debe a la explotación de que somos víctimas por parte de los países ricos del planeta. El intercambio de mercancías constituye, junto a las inversiones directas en el exterior y los empréstitos, la camisa de fuerza de la división internacional del trabajo. Los países del llamado Tercer Mundo intercambian entre sí poco más de la quinta parte de sus exportaciones, y en cambio dirigen las tres cuartas partes del total de sus ventas exteriores hacia los centros imperialistas de los que son tributarios 'En su mayoría, los países latinoamericanos se identifican, en el mercado mundial, con una sola materia prima o con un solo alimento. Las empresas transnacionales saquean nuestras riquezas y constituyen una nueva forma de colonialismo”
Carlos Alberto Montaner "Manual del perfecto idiota Latinoamericano"
Uno se pregunta por qué para saquear nuestras riquezas las potencias como Estados Unidos, Europa y Japón utilizan un mecanismo tan extraño como el de las transnacionales y no una fórmula más expeditiva, como un ejército. Es un misterio la razón por la que estos ladrones de riqueza ajena gastan dinero en hacer estudios, construir plantas, trasladar maquinaria, tecnología y gerentes, promover productos, distribuir mercancía y emplear trabajadores, para no hablar de las coimas de rigor, indispensable elemento de los costos operativos. Es aún más extraño el hecho de que en tantos de estos casos las buenas utilidades muchas veces sirven para hacer que estos enemigos de nuestra prosperidad gasten más dinero en ampliar su producción. ¿Por qué no evitar toda esta onerosa pantomima y enviar de una vez a la soldadesca para cargar, a punta de carajos, con nuestra cornucopia? Por una sencilla razón: porque una corporación transnacional no es un Estado sino una empresa, totalmente incapaz de usar la fuerza física contra ningún país. ¿Cómo podría explicarse que la pobreza y la miseria se debieran al
ingreso del capital extranjero si, sumando y restando, resultó que la fuga de capitales desde América Latina fue hasta 1989 más cuantiosa que el ingreso a ella de capitales extranjeros? En ese año, precisamente, sumó 28 mil millones de dólares. ¿No será que la pobreza deriva del éxodo y la falta de esos capitales, y no de su presencia?
Como podemos observar algunos apoyan las empresas transnacionales y otros no. Pero como en todo tema hay diferentes opiniones.
Algunas empresas transnacionales:
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